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ELIXIR 7.9

ELIXIR 7.9 DE YVES ROCHER
Key-Visual_Yves-Rocher
Buenas tardes amigas! He tenido la oportunidad de probar esta magnífica crema y me encantaría compartir con todas vosotras mis impresiones.

Con el paso de los años vemos que nuestra piel va cambiando: notamos las primeras arrugas y líneas de expresión, la piel parece apagada y fatigada… Es como si el rostro refl ejase nuestro estilo de vida, a veces agotador y estresante, y nos pidiera algún tratamiento natural y eficaz.
Yves Rocher, la marca líder en cosmética natural con más de 50 años de experiencia, ha creado la Línea Elixir 7.9. Estos tratamientos devuelven la energía de la juventud a nuestra piel
gracias a su formulación a base de plantas y su acción re-energizante de efecto inmediato. Además, aportan hasta 4 veces más de proteínas de juventud.
El resultado es una piel con más energía, más hidratada, suave e
iluminada en apenas una semana.
Pieles-Mixtas-abierto_Yves-Rocher

¿QUÉ ES LA LÍNEA ELIXIR 7.9?
Yves Rocher, creador de la Cosmétique Végétale®, ha diseñado una Línea de seis tratamientos anti-edad llamada Elixir 7.9 que devuelve la energía de la juventud a la dermis.
La piel tiene una estructura organizada, pero al envejecer, las células encargadas de su rejuvenecimiento ya no sintetizan las proteínasque aportan todas las características de una piel joven (fi rme, radiante, lisa y homogénea).
La piel se compone de diferentes células y todas necesitan energía, producida por las mitocondrias (unos organismos que trabajan como una fábrica de energía). Las mitocondrias sintetizan unas moléculas que aportan la energía necesaria para un buen funcionamiento celular. Pero con el paso del tiempo, la producción de energía es insufi ciente a todos los niveles de la piel.
Por eso, los tratamientos de la Línea Elixir 7.9 actúan tanto en los niveles biológicos (genes, células y tejidos), como en los niveles de los tejidos (dermis y epidermis).
Además, toda la Línea se ha diseñado con una nueva y sorprendente fusión de texturas, que garantizan una perfecta afi nidad con cualquier tipo de piel (normal, mixta, seca o sensible). ¿El resultado? La piel se vuelve resplandeciente, llena de vida y de Energía Juventud, aportando una belleza natural.
Logo-Yves-Rocher

¿QUÉ SIGNIFICA 7.9?
Yves Rocher ha creado el inédito complejo botánico Elixir 7.9, la combinación de las 7 mejores plantas de efi cacia anti-edad reconocidas por 9 patentes, para favorecer que las células produzcan la energía necesaria para la juventud de la piel.

7 plantas:
• Oligósidos de Manzana
• Betaína de Remolacha
• Inositol de Arroz Verde
• Extractos de semillas de Tara
• Polióxidos de Aloe Vera
• Mangiferina de Afl oia
• Extracto de semillas de Espino Amarillo

9 patentes anti-edad:
• Arrugas alisadas
• Piel afi nada
• Efecto piel nueva
• Piel reafi rmada
• Piel luminosa
• Piel redensifi cada
• Piel revitalizada
• Piel protegida
• Piel relajada e hidratada

Y además, aporta hasta cuatro veces más de proteínas de juventud, tal y como lo han demostrado los test in vitro realizados.

FUNCIONAMIENTO DE ELIXIR 7.9
Muchas trndianas estamos compartiendo lo que sentimos en la piel al aplicarnos la crema, pero ¿qué sucede por dentro? ¿Cómo se consigue re-energizar la piel?

La Línea Elixir 7.9 reactiva las mitocondrias para que creen la energía capaz de fabricar 4 veces más proteínas de juventud. Los test in vitro demuestran que el complejo Elixir 7.9 es capaz de modificar la arquitectura y organización de las células dérmicas para mejorar las fibras matriz del colágeno.

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Las mitocondrias de las células de la piel son los órganos que generan energía y producen proteínas.

PREPARARSE PARA EL RITUAL DE BELLEZA
Desde Yves Rocher, nos proponen unos cuidados diarios para tener una piel del rostro ¡simplemente perfecta!
Es un programa de tres pasos:

1.Limpiar:
Por la mañana para eliminar toxinas y por la noche para deshacernos de la suciedad en nuestra piel.

2.Tonificar:
Fundamental, porque nos ayuda a completar la limpieza y sobretodo nos regula el pH.

3.Tratar:
Cada mañana con la crema adecuada para nuestras pieles normales y mixtas, como el Tratamiento de día Elixir 7.9, que hidrata nuestro rostro y lo protege de factores externos. Los tratamientos de noche nutren y tratan en mayor profundidad.

Aconsejamos estos hábitos diarios y además, realizar una limpieza tipo peeling una vez cada semana o dos semanas.

¡YA A LA VENTA ONLINE!
Podemos conseguir un roll-on gratis por la compra del Tratamiento para pieles Normales y Mixtas Elixir 7.9. ¿Sabes cómo hacerlo?
Si vivimos lejos de los establecimientos de la marca o contamos con poco tiempo para hacer nuestras compras, ésta puede ser una útil alternativa.

En Yvesrocher.es garantizan un pago seguro, entrega en 72 horas y gastos de envío gratis a partir de 20 € de compra, entre otras ventajas.

CONCLUSIONES
Su textura gel-crema sorprende: en la aplicación se siente el confort de una crema asociada al frescor y a la ligereza de un
gel. Aporta un velo satinado para una piel resplandeciente.

La gama Reebok ONE SERIESo_proyecto-reebok-one-series_diferencias-modelos

Una buena noticia para los que quieran ser los primeros en probar las Reebok ONE SERIES en vivo y en directo: ¡ya están a la venta en exclusiva durante el mes de junio en tiendas Forum Sport! Estarán disponibles en el resto de España a partir del próximo mes de julio.

FRASE CÉLEBRE

Las heridas más crueles que recibimos son infligidas por aquellos que amamos más y de quienes más somos amados. Maurice Baring (1874 1945). Novelista, ensayista, poeta, dramaturgo y periodista ingles.

CUENTO «LA HERIDA»

[…] La herida era de unos tres centímetros de ancho y de una profundidad considerable. El goteo de la sangre, que caminaba por los bordes de la mano hasta juntarse y formar las gruesas gotas, era cada vez más acentuado.
Comenzó a marearse. Quería dirigirse al centro médico más cercano, pero se sentía débil.
En ese momento se acordó de su madre y cayó al suelo. El nudo de su garganta reventó y comenzó a llorar. El fuerte dolor que recorría todo su cuerpo le impedía pensar con claridad.
– ¡Ayuda! – gritó, pero no había nadie. Y la sangre siguió saliendo…

FRASE CÉLEBRE

Si el amor es la mayor de las pasiones es porque las reúne a todas en sí. Honoré de Balzac (1799 – 1850), novelista francés.

[…] Se conocían desde la más tierna infancia. Habían compartido centenares de travesuras. Escondiéndose detrás de la más luminosa luna, con forma de concha y espléndida luz brillante semejante a la perla del más bello diamante, se confesaban mutuamente de todas las habladurías producidas por la horrenda envidia que carcomía las mentes de todos los pueblerinos de aquella zona.
Conversaban lánguidas horas tras el anochecer. Mirándose, midiendo el sonido de la voz contraria, tocándose con sentimiento… conseguían descifrar el pensamiento del otro. Siempre era de la misma manera. Disfrutaban hablando, rozándose, riendo, dejándose llevar por el viento fragante que les hacía soñar.[…]

FRASE CÉLEBRE

El hambriento no razona, no le importa la justicia, ni escucha las oraciones. Lucio Anneo Seneca Séneca (4 a.C. – 65 d.C.). Filósofo hispanorromano.

CUENTO «EL CENTRO»

[…]Todos estaban hambrientos, pero lo que más le preocupaba, en esos momentos, eran esos niños tan pequeños que a penas medían medio metro y que lloraban sin cesar, pidiendo a gritos un poco de afecto y, sobre todo, un poco de alimento. Lo único que podía hacer era intentar calmar sus llantos mediante unos cánticos hebreos, que había aprendido de su difunta abuela. Las distintas canciones eran como un somnífero para aquellos pobres e inocentes niños huérfanos.
Quedaban diecisiete minutos, exactamente, para que los llevasen a ese pequeño patio donde les hacían cavar sus propias tumbas. ¿Cómo sabían qué hora era? A través de un pequeño orificio hecho en la pared podían ver perfectamente la hora, ya que este agujero daba con el reloj del guardián de la puerta del patio. Esa era la única salida que existía, porque las paredes eran de unos tres metros de altura.[…]

FRASE CÉLEBRE

Una de las principales enfermedades del hombre es su inquieta curiosidad por conocer lo que no puede llegar a saber. Blaise Pascal (1623 – 1662), matemático, físico, filósofo y teólogo francés.

Era lunes. Diez y media de la mañana. Sus ojos se abrían lentamente al son del odioso ruido que, cada día y a la misma hora, le ofrecía el despertador. La destellante luz solar que atravesaba la ventana penetraba en su pupila creándole un conjunto de colores vistosos producidos por su imaginación. Apenas había dormido. La acidez y el gusto amargo patente en su boca, le producían náuseas y continuas ganas de vomitar. Pero a pesar del visible temblor de manos, del insomnio, de la impotencia sexual y de la dificultad de coordinación de ideas, José Albal seguía teniendo una verdadera necesidad de consumir bebidas alcohólicas.
Era perezoso. Sabía que tenía que levantarse y abandonar el lecho, pero ese acto era superior a sus fuerzas y siempre creía que llegaba tarde al trabajo. No quería hacerse a la idea de que le habían despedido y que no querían ni verle por la universidad. Después de lavar con dificultad su barbuda cara y peinar sus cortos y escasos cabellos, se dirigía a la pequeña y desordenada cocina, donde como cada mañana tomaba una taza de whisky con un poco de café frío, hecho del día anterior, y una rebanada de pan seco con un poco de mermelada. A continuación, cogía aquel maletín marrón que se sostenía apoyado en la pared del recibidor. Era un maletín viejo y no muy limpio, pero no por eso inutilizable. Le había acompañado durante su larga carrera como profesor. Desde los inicios, desde el primer día en la Universidad de Barcelona, desde el día que se lo entregó su madre como regalo de cumpleaños. Y, por eso, jamás lo abandonaría mientras sirviese para transportar sus libros y libretas, o esas carpetas donde los profesores apuntan las faltas de sus alumnos.
Después de recoger el maletín del suelo, miraba hacia el espejo situado al lado de la puerta que daba salida a la calle y, al no poder soportar la horrenda figura de aquel varón desarreglado y pordiosero que reflejaba el cristal, salía a toda prisa y sin despedirse de nadie. Era un hombre solitario y no por gusto propio, sino porque nunca tuvo oportunidad ni valentía como para relacionarse con personas del sexo opuesto. En su juventud nunca hubo ninguna relación que superase el tiempo de una semana. Todas las chicas que pasaron por su vida, y que no fueron más de cinco, le dejaron por una u otra razón y él jamás se lo reprochó a ninguna de ellas. En el fondo no le importó que le abandonasen, prefería estar solo y vivir la vida a su manera. Pero la monotonía del día a día llegó a afectarle de tal forma, que su vida pasó a ser un cúmulo de visiones e imaginaciones creadas por su fatigada mente, dirigida por el alcohol. Poco a poco había ido cayendo en las poderosas redes de esa peligrosa bebida, que consiguió arrancarle de sus clases, de sus alumnos, de sus escasos amigos, de la vida en sociedad y de la única mujer que le quedaba en vida, su madre.
Se había convertido en una persona completamente ebria y poco faltaba para poderle nombrar vagabundo. Gracias a Dios, disponía absolutamente de su casa, que pudo comprar y pagar al contado, en aquella afortunada época de su juventud donde todavía la suerte le acompañaba. Pero ahora su vida se basaba en el frenesí y la desmesura.
Eran las 4:3Oh de la tarde. La mañana había transcurrido sin ninguna novedad. José había estado deambulando por las sucias calles de la ciudad, recorriendo el mismo camino que solía hacer cuando le apetecía contemplar la magnífica y voluminosa iglesia, situada junto a la catedral. Le encantaba oír la música originada por las campanas suspendidas en el interior de la azotea que, acompañadas por el murmullo de un palomar, le producía un efecto sedante mediante el cual no se percataba de nada de lo que hacía.
Horas más tarde, cuando el día se había refugiado y José se hallaba vagando por los infinitos callejones de Barcelona, el cielo azul empezó a oscurecerse, tomando poco a poco un color cada vez más grisáceo e iniciando así el diluvio que acabaría con toda la inmundicia depositada en el suelo de la ciudad. José había estado bebiendo toda la tarde como de costumbre. Por esa razón, y a pesar de que sabía que tenía que proteger su cuerpo de carcamal, no pudo recordar el camino de vuelta a casa. Pálido como un monje y completamente empapado, pero sin soltar la garrafa de vino, logró introducirse en un parque cercano y ponerse a cubierto en la caseta del jardinero.
Minutos después, la inmensa lluvia empezó a cesar transformándose en diminutas gotas de fuerza tan escasa que ni matarían a un pequeño insecto. José dejó a un lado la caseta y mientras se dirigía zigzagueando a la salida del parque avistó a su derecha y con mucha dificultad algún movimiento que le asustó e hizo poner en marcha su imaginación. José creía que entre esos árboles se ocultaba algo imposible de precisar: criaturas infinitas, monstruos espeluznantes… Esa curiosidad, aquel fisgoneo, la inquietud por descubrir qué se escondía detrás de los arbustos, junto a su pobreza física, el exceso de alcohol que corría por sus venas y la enorme confusión que existía en su mente, le hicieron enloquecer.
Rebuscaba explicaciones de su miserable vida y de su ya indiferente carácter, sin hallar respuestas. Y acabó buscando por el suelo arenoso algo, un instrumento punzante para acabar con su vida y poder limpiar, de ese modo, su cuerpo y su alma de impurezas. Encontró una botella de vidrio vacía y rota, con la que pudo atravesar su pecho y profundizar hasta traspasar su agitado y cansado corazón. Murió en el acto.
Lo que se escondía detrás de las plantas, resultó ser un simple gorrión que, asustadizo, alzó el vuelo y desapareció en la oscuridad de la fúnebre noche.